Si hay algo que sabemos bien en estos tiempos es que cuando un sistema no se mantiene adecuadamente, tarde o temprano empieza a gotear… y cuando eso ocurre, las consecuencias pueden ser desastrosas. No importa si hablamos de una tubería que revienta en pleno invierno o de una democracia con filtraciones de corrupción: cuando hay una avería, necesitas actuar rápido.
Mientras algunos arreglan chapuzas en casa llamando a un fontanero urgente en Málaga, otros miran cómo su país se desmorona sin mover un dedo. La diferencia es que la fontanería tiene solución inmediata; la política, en cambio, necesita más que un par de ajustes con cinta adhesiva.
Democracia y tuberías: un paralelismo inesperado
Podemos hacer la vista gorda a una pequeña fuga en casa, pero tarde o temprano el problema crece y se convierte en una catástrofe. Lo mismo pasa con los fallos en nuestro sistema democrático: los ignoramos hasta que nos explotan en la cara.
Las tuberías viejas y corroídas representan a las estructuras de poder que han sido reutilizadas, parchadas y maquilladas una y otra vez, sin un cambio real. Al final, lo que necesitamos no es otro parche, sino una reparación de averías en fontanería a gran escala, tanto en el hogar como en la sociedad.
Cuando el sistema colapsa, es hora de un cambio estructural
¿Qué hacemos cuando las tuberías revientan? Buscamos a un profesional que sepa detectar y solucionar el problema de raíz. Pero en política, en vez de acudir a expertos comprometidos con la reparación del sistema, solemos elegir a los mismos «manitas» de siempre, los que nos venden reformas democráticas que terminan siendo meros retoques superficiales.
Es hora de aprender de la fontanería:
✅ Diagnosticar el problema sin miedo.
✅ No conformarse con soluciones temporales.
✅ Invertir en una reparación a largo plazo.
No basta con quejarse: hay que actuar
Así como nadie se queda esperando a que su casa se inunde para llamar a un profesional, no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nuestro sistema se derrumba. Si queremos una democracia que no haga aguas, toca remangarse y trabajar por el cambio, buscando soluciones reales, efectivas y duraderas.
En definitiva, tanto en la política como en la fontanería, la clave es la prevención y la intervención rápida. Porque cuando las fugas no se reparan, lo que sigue es un colapso inevitable.